lunes, 13 de noviembre de 2017

LOS GALLEGOS BODEGUEROS EN CUBA

En 1919 comenzaron a llegar al puerto de La Habana barcos a vapor con grandes cargamentos de víveres procedentes de Galicia, llegaron también quesos San Simón que por su calidad y buenos precios se vendían con rapidez, luego de ser distribuidos a las bodegas de gallegos en toda la isla. Por esas remesas de alimentos recibidos los aristócratas Romero y Montes fueron compensados con exquisitos vinos y latas de chorizos en manteca procedente de Galicia, siendo estos productos los primeros de su tipo en arribar a la isla caribeña.
En los inicios del siglo XX las bodegas de los gallegos continuaron siendo tan oportuna y necesaria como en IXI, se convirtió además en un centro de socialización popular y de fusión entre países, estas características hicieron que las bodegas gallegas fueran el espacio más representativo de la urbe habanera.
Había que hacer elogio del símbolo que es la bodega. Resulta curioso que en España suelan llamarla “tienda de ultramarinos”, cuando en realidad comercial no lo es (...). Aquí, sí; aquí, desde el personal hasta la mercancía viene de allende de algún mar, y esto contribuye al valor simbólico de la bodega, establecimiento de La Raza, estrechador de lazos por excelencia (…). Siempre en una esquina, para ocupar el mejor lucro de dos calles, la bodega, con su multitud de botellas enmoñadas de rojo y gualda, con su mostrador avisado de mil picardías sainetesca y su cantina sebadora de confesiones beodas; con esos dos servidores fieles, que son el molino de café y la balanza; con sus cocos de aguas y sus pirulíes y sus galleticas; con su olor a tocinos y sus moscas; con el alarde habilidoso de sus “medios” bien envuelto y el teléfono embarrado; que dice: “No me use ustez para enamorar”; con sus cuatros puertas francas al sol y su trastienda enigmática, ¡qué elocuente símbolo, hijo de la cordialidad hispano-criolla y del utilitarismo que algún día tendrá sitio en la Lonja y chalet en el vedado! (…). Te aseguro que estos diálogos de bodega, en que se cruzan por encima del mostrador seseos barrioteros y jotas aplatanadas, hacen más obra de fusión indo-ibérica que todos los discursos de todos los días de La Raza ¡Cómo que aquí está el punto de contacto elemental entre género ultramarino y las especies del patio![1]
El gallego bodeguero se enraizó en la cultura popular cubana, pero de cierta forma mantuvo sus hábitos y costumbres, entre los elementos más distintivos de los gallegos estaban: el fuerte acento gallego, bajo nivel cultural, su gran gusto por las mulatas, su siempre olor a sudor debido a su poco habito de aseo, su habitual tacañería, alto espiritud ahorrativo, las usadas alpargatas que siempre usaban, honestos, tozudos, trabajadores, amigos fieles, desconfiados, su excesiva capacidad para el trabajo, amante del dinero, su boina negra y una vida sacrificada.

Bibliografia:

1. Mañach, Jorge. Estampas de San Cristóbal. La Habana. Editorial Minerva. 1926, p. 140.

2. Emigrantes españoles en Cuba. Revista Excelencias. Nro. 29. España. Disponible en: www.revistasexcelencias.com/caribe/un-caribe-mascercano/cultura/emigrantes-españoles-en-cuba

3. Labrada, Eduardo. El Bodeguero. Disponible en: www.panoramaciudad.blogspot.com/2010/12/el-bodeguero.html

4. Moreno Fraginals, Manuel. Cuba/España, España/Cuba. Ed. Crítica, Barcelona, España.1995. 

5. Sixirei, Carlos. A Emigración. Editorial Galaxia, Vigo, España p-56-58, 1988.

6. Sirexi, Carlos. Los gallegos en cuba en el siglo xix: cultura y regionalismo. Revista de Historia Contemporánea, Nro. 19, 1999. País Vasco. España, p- 197-212. Disponible en: www.revista-hc.com/includes/pdf/19_10.pdf

Citas bibliográficas: 

[1] Jorge Mañach. Estampas de San Cristóbal. La Habana. Editorial Minerva. 1926, p. 140.