domingo, 13 de mayo de 2018

LA GEOPOLÍTICA COMO ARMA DOMINANTE SOBRE LOS TERRITORIOS PETROLEROS DEL MUNDO

La mundialmente conocida y contradictoria industria del petróleo tuvo sus orígenes hace poco menos de 160 años cuando los seres humanos sintieron la necesidad de un alumbrado nocturno que le permitiera desarrollar sus actividades nocturnas con mayor calidad, carencia impuesta por la expansión y desarrollo industrial capitalista de la época y que fueron sentidas inicialmente en Estados Unidos y traspolada al resto del mundo posteriormente.
Las contradicciones por la hegemonía y control de los recursos naturales, en particular por el petróleo han sido las causas de la mayoría de los conflictos bélicos que en las últimas décadas han tenido lugar. Estos conflictos más las crisis que se generan son los grandes desafíos a que se enfrenta y enfrentará en este siglo XXI la humanidad moderna.
Una de las primeras definiciones de geopolítica las aportó el afanado geógrafo Suizo Friedrich Ratzel cuando planteó: La política de la geografía, la política de los espacios – refiere al poder o dominio sobre los territorios del mundo, de esta forma especulaba sobre las formas de dominar los recursos naturales y el control de su explotación y comercio.
Como es conocido el petróleo es el recurso natural de mayor demanda a escala global, por lo que es importante ubicarlo dentro de un contexto geopolítico, que sin dudas debe estar ligado a la política exterior de los países y muy especialmente de los Estados Unidos.
La geopolítica petrolera es un complejo entramado de yacimientos, rutas marítimas, oleoductos, puertos, tanqueros, ambiciosas compañías multinacionales y precios. El mercado del crudo no se comporta de la misma forma como el de otros recursos naturales, pues si le damos una visión de recurso infinito, entonces simplemente abriendo o cerrando los grifos se controla la oferta y esto depende tanto de factores económicos como políticos.
Según datos históricos la producción mundial de crudo se inició con la perforación y explotación del primer pozo con fines comerciales en Pensilvania, Estados Unidos en el año 1859, de inmediato salieron a luz las vías, formas y métodos para su refinación, lo que le dio paso casi de forma inmediata y masiva al automóvil, cimientos de una civilización consumidora de hidrocarburos a gran escala, desde esta fecha y hasta 1969 se produjeron en Estado Unidos 227 billones de barriles de petróleo barato. La mitad de este volumen se explotó en los primeros 110 años, mientras que el resto se extrajo en sólo una década, entre los años 1959 y 1969.
Hasta la década de 1940 Estados Unidos dispuso de abundante petróleo propio para atender su consumo, pero a partir de la Segunda Guerra Mundial ese país empezó a tomar conciencia de que las reservas del combustible empezarían a agotarse en las siguientes décadas. Bajo esta perspectiva el petróleo llegó a ser un asunto de la política internacional norteamericana, y su gobierno asumió la responsabilidad de garantizar el suministro de la energía importada, no sólo a su país sino también a Europa Occidental y a Japón.
Para entender los desarrollos geopolíticos contemporáneos debemos remontarnos al 1945 cuando el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt y el rey de Arabia Saudita Abdul Aziz Sud firmaron un convenio en el cual Estados Unidos se comprometía indefinidamente a garantizar la seguridad de la península arábica, de la familia real saudí, su permanencia en el poder del principal productor mundial de petróleo y del estado donde se concentran las mayores reservas del crudo del planeta.
El acuerdo de los Estados Unidos con el gobierno Saudí es la clave para entender la geopolítica mundial y los desarrollos futuros en la actual pujanza de las grandes potencias por el control de las reservas petroleras mundiales, así como de sus medios de transporte, oleoductos y puertos marítimos, hasta los centros de consumo, concentrados en Norteamérica, Europa Occidental, Japón y en los mercados emergentes de China e India.
Todo lo anterior configuró, además, una nueva etapa geopolítica, en la que la seguridad del suministro energético, fundamentalmente petrolero, se convierte en la principal preocupación y motivo del accionar político y militar internacional de las grandes potencias capitalistas, en particular de los Estados Unidos.
Según hipótesis de renombrados geólogos del mundo, la producción mundial de petróleo alcanzará el denominado nivel máximo o punto techo, pico en la curva de producción en el cual la mitad de las reservas recuperables de crudo hayan sido agotadas, lo cual sucederá en esta segunda década del presente siglo. Una vez alcanzado el pico, los precios del petróleo seguirán aumentando de manera acelerada, ya que la competencia internacional por las reservas remanentes de un recurso cada vez más demandado es vital para el desarrollo de los países industrializados y las economías emergentes de Asía y América Latina.
En el año 1956, el geofísico M. King Hubbert predijo el pico y la declinación de la producción de petróleo en la Unión Americana. Con base en la producción histórica de crudo registrada en Estados Unidos, Hubbert anticipó el pico para ese país entre los años 1965 y 1970, hecho que efectivamente ocurrió en 1970, año a partir del cual la gran potencia perdió su liderazgo como productor mundial de petróleo y empezaron a darse los desarrollos que dictan la actual geopolítica mundial.
Otros geólogos como Campbell y Laherere en 1998 combinaron la curva de Hubbert con modelos matemáticos para la predicción del pico de la producción mundial de petróleo. Según sus estimativos, el pico global se produciría en el año 2010, por otro lado el geólogo Buzz Ivanhoe predijo que ese mismo año la producción mundial de petróleo ya no podrá atender la demanda, y que a partir de ese momento la oferta mundial de crudo declinará a una tasa anual del 3 por ciento. El geólogo C. Hatfield, usando una base distinta de reservas mundiales de petróleo llegó a una conclusión similar a la de Campbell y Laherere.
Otras predicciones, tal como las de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), indican que el pico de la producción mundial ocurriría en la segunda década del presente siglo, coincidiendo con varios geólogos.
En la última década del siglo pasado los precios de los combustibles se mantuvieron estables alrededor de 20 dólares por barril, lo que hizo que los suministros se mantuvieran estables en los finales de los 90, y a inicios de siglo se dieron una serie de acontecimientos en algunos de los países productores, que le dieron un viraje al mercado petrolero mundial, tales como: Nigeria tuvo que enfrentar serios problemas étnicos, la llegada al gobierno del Presidente Chávez en Venezuela con su política antimperialista, en Rusia se estableció una estrategia energética de línea dura, la insurgencia de Irak después de la invasión de Estados Unidos a este país en el 2003, la explosión industrial en China provocó una creciente demanda de petróleo. Todos estos sucesos hacen que los altos precios que ha experimentado el crudo sean irreversibles, fundamentalmente por la poca analogía existente entre el consumo mundial, que se hace cada vez más creciente, y las reservas que se van descubriendo, que se hace cada vez más decreciente.
Existen dos momentos en la historia que han obligado a la geopolítica a dar un giro en su desarrollo, el primero comenzó a partir de que las reservas de petróleo de Estados Unidos mostraron un descenso y razonablemente aumentó su dependencia de crudos importados y otro momento importante se dio el 11 de Septiembre del 2001 con el inicio de la guerra contra el terrorismo ya que los Estados Unidos comenzó a ver como enemigo potenciales los regímenes corruptos de los países musulmanes del Golfo Pérsico.
Debido a que en esta zona es precisamente donde se encuentran ubicadas más del 70 por ciento de las reservas probadas del petróleo mundial, lo que la hace que la zona sea la más beligerante de todas las regiones del planeta, pues desde hace 60 años está siempre latente el peligro de guerra, la existencia de Israel en la zona la convierte en un escenario donde los conflictos se tornen casi que necesario y adopten un notorio interés internacional, la presencia de Israel ubica además al resto de los países del golfo en una ruta de encontronazo con Estados Unidos.
Sin embargo, recrudece la crisis petrolera internacional las demandas mundiales de crudo que han tenido que enfrentar los países del Golfo Arábigo Pérsico, ya que para dar respuestas han tenido que aumentar su producción anual del crudo en más de 21 millones de barriles diarios.
Los impactos de la crisis energética en el desarrollo de la humanidad son muchos y por solo analizar uno, considérese que por cada 10 dólares que aumenta el barril de petróleo se pone de manifiesto una desaceleración de la economía mundial en medio punto por cada año, lo que deja claro que la crisis tiene una relación directa con la variación de precios del petróleo.
Cuando esta crisis haya llegado a su mayor expresión, alcanzando su nivel máximo de producción petrolera, hay quienes lo denominan peak oíl se pondrán de manifiesto dos hechos que necesariamente cambiaran el escenario energético a nivel global, la primera consiste en será en el Medio Oriente donde se concentrarán los mayores índices de reservas recuperables, cosa esta que comprometerá el equilibrio geopolítico a escala planetaria. El otro hecho radica en la búsqueda y utilización de recursos sustitutos del petróleo esencialmente como carbón, crudos pesados y arenas asfálticas, claro está todo esto ayudará pero con el consiguiente aumento de CO2 y su incidencia sobre los ecosistemas del planeta.
A los elementos anteriormente señaladas debemos agregarle los índices de depreciación, de vida útil y de deterioro de toda la infraestructura que produce, transporta, explota y distribuye el combustible, para lo cual se destinan cuantiosas cifras financieras dirigidas a la reparación, mantenimiento y complementación como parte de los proceso inversionista que se desarrollan en dicha industria.
La actual geopolítica es simultánea con los procesos económicos críticos y transformaciones estructurales que se han gestado en las entrañas del capitalismo contemporáneo al fervor del cotidiano privilegio que asumen los fundamentos neoliberales después del debilitamiento de las formulaciones keynesianas de regulación de los años 70 y muy particularmente después de la desaparición de la Unión Soviética. Ante el fracaso de las ideologías, del modelo comunista, resurge en Rusia, Japón, China, Europa, el nacionalismo, tal vez el fascismo, que está dando muestras preocupantes y motivaciones para nuevas alianzas, como los ejes: Rusia-China, Estados Unidos-Europa y la nueva Eurasia.
Esta geopolítica alterará todas las relaciones de poder internacional y muy en especial las que guardan estrecha relación con las fuentes de energía y en especial de los hidrocarburos, este fenómeno se pone de manifiesto en todos y cada uno de los países productores de petróleo.
La geopolítica del petróleo norteamericano es la base, no solo de la política energética estadounidense, el pilar de su modo de vida y de su concepción del consumo y el confort basado en el automóvil, el plástico y el nylon, sino también el elemento más estable de su política exterior y lo mas decisivo para su seguridad nacional. Estados Unidos que prácticamente pudiera prescindir del mundo, depende absolutamente de media docena de suministradores de petróleo.
La situación geopolítica mundial a corto y mediano plazos en torno al petróleo se sintetiza en una ecuación elemental: Menos petróleo en la oferta mundial + mayor competencia entre las grandes potencias por el acceso al recurso + incremento del terrorismo = riesgos de conflictos bélicos a escala regional y mundial.
La actual crisis sigue en franco desarrollo y las tensiones entre Estados Unidos y los países productores de petróleo cada día se manifiesta con marchas y retrocesos, manifestaciones populares antagonistas, movimientos tácticos, amenazas de sanciones, referéndum, elecciones, entre otros, pero será determinante el trasfondo energético en el sentido de la posición que asuman cada país.
Podemos concluir que el petróleo, y los hidrocarburos en general, continúan siendo, ahora y en el futuro previsible, un elemento motivador del comportamiento geopolítico de las principales potencias industriales y, en general, de todos los países, sean consumidores o productores. Ello se fundamenta en que todos los pronósticos avizoran un panorama energético global dominado, en las próximas décadas, por el gas natural, los hidrocarburos líquidos y el carbón, fuentes que sumarán más del 85 por ciento del suministro esperado hasta la cuarta década de este siglo.
La geopolítica también posee una esencia genocida ya que en su nombre se han cometidos tantos capítulos bélicos que solo han dejados saldos negativos para los países ocupados y el beneficio del petróleo para los ocupantes, por solo citar algunos ejemplos: La intervención norteamericana a Irak, el conflicto Irano-Iraqui, la denominada Guerra del Golfo, por solo citar tres ejemplos de la larga lista.
Ningún producto ha influido tanto en el progreso de la humanidad como el petróleo y ninguno otro podría acarrearle desagracias mayores.

Bibliografía:

1. King, M. “Energy Resources”. National Research Council, Committee on Resources and Man (San Francisco: W.H. Freeman,1969) p.196
2. López, A., y José, H. GEOPOLÍTICA DEL PETRÓLEO Y CRISIS MUNDIAL Revista Dyna, vol. 75, núm. 156, noviembre, 2008 Universidad Nacional de Colombia Medellín, Colombia. Disponible en: www.redalyc.org/articulo.oa?id=49612071001
3. Marcos. P. Geopolítica petrolera. El país. 02 de Diciembre del 2014. Disponible en: www.elpais.com.co/elpais/opinion/columna/marcos-peckel/geopolitica-petrolera
Poleo, V. Geopolítica del Petróleo. Soberania.info – 03 de Julio de 2003. Disponible en: www.soberania.org/Articulos/articulo_351.htm