miércoles, 10 de enero de 2018

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LA LLEGADA DE LOS GALLEGOS A CUBA

Desde la época de los Hansburgo[1], Galicia no se inmiscuyó en todo el proceso de descubrimiento, conquista y colonización de América, aunque ya para el siglo XVI se hablaba de la existencia de gallegos en algunas regiones del nuevo continente como: Puebla (ocupa la 21ª posición entre las 32 entidades federativas mexicanas), Potosí (departamento de Bolivia, situado en el suroeste del país), y en varias regiones de Panamá.
Ya para el siglo XVII en España y fundamentalmente en Galicia se comenzaron a sentar las bases de lo que cien años después fuera un enorme, continuado e inverosímil crecimiento demográfico, este aumento poblacional y el cierre de un ciclo de desarrollo económico, dieron lugar a un enorme éxodo de mano de obra hacia otras áreas geográficas tanto dentro como fuera del país. Esto provocó que muchos gallegos llegaran a América, incluso algunos en expediciones ordenadas y organizadas por la propia corona española, para el periodo comprendido entre 1749 y 1787 se calcula que el promedio de salida del país ascendía a 5.400 gallegos por años.

Teniendo en cuenta el número considerable de gallegos en Argentina surge en Rio de la Plata en 1790 la primera asociación de gallegos de la que se tenga noticias en América, denominada: Congregación de naturales y originarios de Galicia.

Con posterioridad a la colonia de gallegos en Argentina surge en Cuba en 1804 una asociación parecida y de apoyo mutuo: La Santa Hermandad de Santiago el Mayor de los Naturales y Originarios del Reino de Galicia, aun cuando se desconoce el número exacto de gallegos que ya habían emigrado a Cuba para esa época, de lo que si se tiene noticias es que la cifra era suficientemente considerable como para crear una institución de esta índole.
Entre los años 1790 y 1830, la isla caribeña salía de un lugar desmejorado para ubicarse en el primer productor mundial en los mercados de café y azúcar, su economía se encontraba enfrascada en un periodo de actualización e industrialización y aunque su fuerza de trabajo era atrasada y esclava no resultaba extraño que los gallegos vieran a la isla con ojos de prosperidad y se sintieran estimulados a emigrar a Cuba.
La creciente demanda de trabajadores por parte de una agricultura, no ya en expansión, sino, en plena explosión[2], unido al hecho de que las cadenas de emigrantes favorecidas por los vínculos familiares y vecinales, estaban plenamente establecidas, crearon las condiciones que propiciaron la emigración gallega hacia la isla. A mediados del S. XIX, la comunidad galaica representaba con sus 8.463 componentes, el tercer grupo regional en Cuba, a mucha distancia de los canarios pero a muy poca de los catalanes (38.714 Y 8.703 integrantes respectivamente) y prácticamente empatada con los asturianos (8.454)[3]
Entre los años 1800 y 1835 en Cuba la presencia de inmigrantes españoles era representativa ya que los catalanes representaban el 58,2 por ciento, los asturianos el 13,7 por ciento, 13,2 vascos y navarros y los gallegos representaban en 2,7 por ciento del total de inmigrantes españoles a la isla, estas cifras continuaron en ascenso durante todo el siglo XIX, llegando los españoles a convertirse en el mayor grupo de inmigrantes dentro de Cuba.
Diversas fueron las vías y formas empleadas por los gallegos para salir de España en esa época, siendo una de las más empleadas e importante la cadena familiar, establecidas para parientes y amigos.
Otra de las tantas vías empleadas fue el Ejército. No podemos cuantificar con exactitud el número de gallegos que, enviados a Cuba a hacer el servicio militar, desertaban o permanecían en la isla una vez culminado sus obligaciones militares. Según Moreno Fraginals y Moreno Masó, entre 1840 y 1859, los soldados gallegos representaban el 27.879 por ciento del total de soldados españoles desplazados. Era una proporción altísima que casi doblaba al grupo regional siguiente, el de andaluces (14,75 por ciento) Y suponía el mayor aporte. Si tenemos en cuenta que en el S. XVIII los gallegos ocupaban el cuarto lugar por el número de individuos según procedencia regional que integraban las tropas coloniales (341 individuos frente a 749 andaluces, 725 castellanos y 571 catalanes)[4] y que a principios del S. XIX representaban solo el 8.03 por ciento del total de militares, sólo se puede explicar este repentino crecimiento porque el servicio militar fue uno de los canales utilizados para la emigración de una importante cantidad de hombres que finalizado el reclutamiento, se quedaban en el lugar como trabajadores civiles.[5]
La tercera de las vías empleadas dejó resultados fatales, pues para salir del país organizaban expediciones en las que se veían implicados gallegos capitalistas.
Para la época Cuba era un país en que los dueños de plantaciones cañeras y tabacaleras eran grandes receptores de mano de obra asalariada y con firmas de contratos laborales, ya desde 1937 se había intentado con chinos, catalanes, dominicanos, haitianos y canarios, tocándole el turno a los gallegos en los años cincuenta, estos dos elementos hicieron que varios proyectos se llevaran a cabo con la autorización del estado como el que organizó y dirigió Urbano Feijóo y Sotomayor.
Entre los años 1821 y 1877 ya la comunidad de gallegos en Cuba se encontraba dispersa por toda la isla, principalmente en Pinar del Rio, La Habana, Matanza, Cárdenas, Trinidad, Cienfuegos, Santa Clara, Camagüey, Santiago de Cuba y Guantánamo, la mayoría procedente de Vigo localidad ubicada en la Comunidad Autónoma de Galicia, luego de establecidos comenzaron a trabajar y a producir, tanto en la ciudad como en el campo, la mayoría se dedicó a la esfera de los servicios.
Conociendo las vicisitudes, hambre y miseria en que se encontraba inmersa Galicia y aprovechando la gran necesidad de mano de obra blanca que había en Cuba, Urbano Feijóo creó una compañía colonizadora denominada Sociedad Patriótico Mercantil la que calculaba captar alrededor de 200 mil gallegos con intenciones emigrar, lo que se convertiría en la solución a los problemas de fuerza de trabajo en las plantaciones cubanas pero a la vez representaba una inversión por parte del empresario. Luego de varios meses de organización los primeros gallegos que llegaron a Cuba mediante este proyecto, desembarcaron en La Habana en Marzo de 1854 y ya para el mes de Agosto la cifra llegaba a 1700 gallegos transportados a la isla.
Hasta este momento todo parecía marchar excelente con este negocio, tanto para el señor Urbano Feijóo, para los hacendados cubanos y mucho más aún para los gallegos que lo veían como una forma de salida a la precaria situación en que se encontraban, pero este negocio al poco tiempo comenzó a presentar serias dificultades, pues los dueños de las plantaciones cubanas no estaban convencidos de contratar gallegos dada las experiencias nefastas que habían tenido con otros españoles, específicamente catalanes, quienes en cuanto podían abandonaban el trabajo y las haciendas, para crear su propio negocio aun sin tener todas las condiciones creadas para dar ese paso. 
Toda esta situación provocó que los hacendados cubanos dejaran de ver con buenos ojos a los inmigrantes españoles y enfrascarse en la búsqueda de una mano de obra más comprometida con su negocio, menos insegura y más servil, poniendo la vista en los inmigrantes asiáticos, fundamentalmente en los chinos, los que se presentaban como la solución a su problema.
Este cambio de concepción laboral por parte de los hacendados cubanos, les causó a los gallegos ya establecidos en la isla muchos problemas al no ver sus sueños hechos realidad y empezaban a morir por docenas producto de enfermedades tropicales, mala nutrición y malos tratos.
Bajo este panorama nada favorable para los gallegos, la empresa de Feijóo cayó en quiebra, de igual forma la Sociedad Patriótico Mercantil fracasó, todo como muestra del egoísmo, la poca y miserable moral de cierta burguesía gallega y el 7 de Julio de 1855 el rey de España dicta una orden en la que decreta que se prescinda de los contratos de emigrantes, dadas las condiciones inhumana en se estaban tratando a españoles en Cuba.
Pero la necesidad apremiaba y emigraba todo el que podía y como podía. En 1860, por ejemplo, los hornos de cal de la hacienda Vedado, propiedad del Conde de Pozos Dulces, eran trabajados íntegramente por gallegos de Pontevedra.[6]
En la segunda mitad del 1800 la mayoría de los grandes comercios de alimentos y bebidas se concentraron en La Habana, muchos de ellos propiedad de catalanes quienes dado su gran espíritu emprendedor y negociador en pocos años se les veían en la opulencia y con bienestar, incluso la mayoría logró hacer fortuna. Siguiéndole los pasos a los catalanes la mayoría de los gallegos aprovechando el proceso de urbanización que se iniciaba en Cuba lograron ubicarse en La Habana, estableciéndose en la capital el 57,9 por ciento de ellos, esa gran representatividad de gallegos en la capital hizo que fueran suplantando a los catalanes como dueños de pequeños comercio.
En el año 1859 la presencia gallega representaba el 33,9 por ciento, de los casi 130 mil españoles residentes en la isla, dada esta representatividad y en medio de la guerra de los Diez Años se inaugura en 1871 La Sociedad de Beneficencia de naturales de Galicia. 
Años después el ejército español no aguantó el empuje y la grandeza del ejército cubano mambí y con la derrota del ejército interventor en 1898 Cuba logra liberarse definitivamente de la corona española y aunque la isla cayó en manos de Estados Unidos como neocolonia esto no constituyó limitante para que continuara la emigración desde España.
Con la presencia norteamericana y bajo las órdenes del general Brooke comienza en Cuba la zafra azucarera la cual requería de una gran mano de obra y para ello los hacendados cubanos y algunos españoles establecidos ya como hacendados conservaron la fuerza de trabajo española residente, muchos de ellos soldados que al culminar la guerra no regresaron a España, incorporándose al corte de caña.
Con esta gran necesidad de mano de obra se le dio continuidad a la emigración de gallegos a la isla y para estimularla el Círculo de Hacendados emitió una circular dirigida a los trabajadores españoles, la cual manifestaba: el pueblo cubano no hizo la guerra a los españoles: combatió al Gobierno español (...) y no sólo desea sinceramente que los peninsulares residentes continúen en el mismo sino que, además, acuda el mayor número posible a fecundar con su trabajo este fértil suelo[7]
Y ya para finales de siglo los gallegos llegaron a fundar un gran capital, mucho más grande que el que hicieron los catalanes, incursionaron ampliamente en el mundo de los abastos, mercados y bodegas, estableciéndose la mayoría como bodegueros y la impronta fue tan trascendental que en esos tiempos decir gallego y bodeguero era casi lo mismo, llegando a ser líder en este ramo hasta la llegada de los chinos, los que lograron el control total de este tipo de comercio en la isla. 
Al finalizar el siglo XIX en los sectores más instruidos de la colonia gallega en La Habana se respiraba una acelerada actividad económica, cultural y política, que tenía en cuenta las inquietudes por la realidad gallega en Cuba, con posterioridad surgen los símbolos que distinguían a la nacionalidad gallega, como el Himno Gallego llamado Os Pinos (Los Pinos), la Asociación Iniciadora y Protectora de la Academia Gallega y la bandera gallega nacida en Cuba.
Bibliografía 

1. Alonso Valdés. Carolina. La inmigración española en Cuba como fuerza de trabajo: 1800 – 1933. Revista de La Asociación de estudios latinoamericanos, España. 2000. Disponible:  www.lasa.international.pitt.edu/lasa2000/alonsovaldes.pdf
2. Betto, Frey. Fidel y la religión, La Habana, Oficina Publicaciones Consejo de Estado, 1985.
3. Bustelo, Francisco. Introducción ao estudo cuantitativo da población galega no secuto XVIII. Revista Grial, No. 45, Julio-Agosto-Septiembre Vigo, p-256-298. España 1974.
4. Emigrantes españoles en Cuba. Revista Excelencias. Nro. 29. España. Disponible en: www.revistasexcelencias.com/caribe/un-caribe-mascercano/cultura/emigrantes-españoles-en-cuba
5. Inmigración española en Cuba. Disponible en: www.es.wikipedia.org/wiki/Inmigraci%C3%B3n_espa%C3%B1ola_en_Cuba


6. Maluquer de Montes, Jordi. Nación e inmigración. Los españoles en Cuba (s. XIX y XX). Archivo de Indianos-Ediciones Jucar. Colombres. España. 1992. 

7. Mañach, Jorge. Estampas de San Cristóbal. La Habana. Editorial Minerva. 1926, p. 140.

8. María Xosé, Rodríguez Galdo y Fausto Dopico Gutiérrez del Arroyo.  Crisis agrarias. Crecimiento económico en Galicia en el S. XIX. Ediciones  do Castro. A Coruña. España. 1981.

Citas bibliográficas


[1] Casa de Austria es el nombre con el que se conoce a la dinastía Habsburgo reinante en la Monarquía Hispánica en los siglos xvi y xvii; desde la proclamación como rey de Carlos I en 1516, hasta la muerte ...Wikipedia
[2] M. Moreno Fraginals. Cuba/España, España/Cuba. Editorial Crítica, Barcelona, 1995. 
[3] Jordi Maluquer de Motes. Nación e inmigración. Los españoles en Cuba (S. XIX y XX). Archivo de Indianos. Ediciones Jucar. Colombres, 1992 
[4] J.F. Martín Rebolo. El apone gallego al ejército amillano en el S. XVIll. En Actas Primeras Jornadas Presencia de España en América: Aportación Gallega. Diputación Provincial. A Coruña. 1987 
[5] M. Moreno Fraginals y J.J. Moreno Massó: Guerra, migración y muerte. El ejército español en Cuba como vía migratoria. Archivo de Indianos-Ediciones Jucar, Colambres, 1993 
[6] Carlos Sixexi. A Emigración. Editorial Galaxia, Vigo, 1988 
[7] M. Moreno Fraginals, y Masó, J.J: Guerra, Migración y Muerte (El Ejercito Libertador en Cuba como vía migratoria). Colombres, Asturias 1993. p 136